LUNA NUEVA - ESTE DE LA CIUDAD

me paseo por las desoladas calles de luna nueva. mire a donde mire todo parece recordarme a mi vida de niño.

la suciedad de la calle, el humo del ambiente...todo es como volver a mi asquerosa infancia plagada de crueldad; crueldad que penetraría en mi sangre hasta mancharla y corromperla. Hasta pulir mis ansias de venganza y mi sed de sangre...

salgo del portal de mi casa y noto una presencia estraña en el lugar..."parece que ha llegado alguien nuevo al barrio..."
me aproximo a el...
-hola que tal? bienvenido al barrio...

-hola-le digo a la chica- no soy nuevo.. solo pasaba por aqui...solo estoy dando un paseo...si me quieres acompañar...

-si, me encantaría...de hecho...te gustaría venir a la taberna a tomar algo?

-mmm vale, pero tendras que guiarme tu...- la mujer parecia muy interesada en mi, seguramente lo estaria hasta que descubriera que soy un elfo oscuro...pero de momento...habra que intentarlo...

-es por aqui-le guio por un callejon bastante oscuro... se de sobra que este es el camino mas largo, pero personas como el no abundan y tengo que aprovecharlo

Al llegar a la taberna me encuentro a una joven solitaria
-hola, te gustaría unirte a nosotros y tomar algo?- pronto me di cuenta de que tambien era elfo oscuro como yo

me dirigi a la recien llegada
-Mi nombre es Cuauhtzin. Espero que no te incomode que te haya invitado...- sonrei a la joven elfa. Luego me dirigi a la otra mujer:
- Bueno, y ¿cual es vuestro nombre?

-mi nombre es Lumna-dije con cierta prepotencia. No soportaba que me interrumpieras muentras estaba hechizando a un hombre, y esta elfita iba a arruinarme el plan...

el tono en la voz de Lumna sono algo distante y frio, como si estuviera incomoda...
abri la puerta de la taberna y miré a Edwina con amabilidad haciando una señal para que entrara y despues hice lo mismo con Lumna. Nos dirijimos los tres a una de las pocas mesas que quedaban libres.
El Lugar estaba lleno de borrachos, alcoholicos y jugadores arruinados a los que su familia habia abandonado. El que parecia el dueño del local se acercó poco después con una libreta de la mano y un lápiz para escribir. Su aspecto era algo demacrado. Parecia que los años no habian perdonado ni un solo rincon de un cuerpo y la delgadez y el cansancio de la vejez se notaba en su rostro. Con voz apagada nos preguntó lo que ibamos a tomar:
-Yo tomaré una cerveza caliente con miel. , y las señoritas...